¿Sabes qué significa este título?
A whale of a time es la manera que tienen los irlandeses para expresar que se
lo están pasando muy bien y eso, precisamente eso, ha sido lo que han hecho
nuestros alumnos: disfrutar de Dublín.
El domingo 30 salíamos desde
Santander con destino a Dublín donde disfrutaríamos durante cuatro días. El
primer día, y tras llegar al hotel nos dirigimos a conocer la ciudad. Lo
primero que nos encontramos fue Saint Stephen´s Park y las famosas calles
Grafton y O’connell y fue en este momento cuando nos dimos cuenta de donde
estábamos. Un batido, una bebida, una hamburguesa…, todo teníamos que pedirlo
en inglés. Ahí comenzaron los primeros problemillas que con la ayuda de los
compañeros y los profesores íbamos solventando. Nos retiramos pronto ya que el
día había sido largo y movido. El lunes nos pusimos en marcha prontito, Sarah,
nuestra simpática guía nos explicó tantas cosas de Dublín y nos dio un paseo
panorámico por toda la ciudad: la estatua de Oscar Wilde, Four Courts, el
Puente Half Penny, Castillo de Dublín, la Catedral de Saint Patrick, el Parque
Phoenix,muchos lugares y todos con su
encanto aunque sin duda lo más especial fue poder visitar el Trinity College,
la universidad más prestigiosa de Dublín. A simple vista parece el motor de la
ciudad, dinámica, bulliciosa y acogedora. Una vez allí vimos la biblioteca. Lo
más impresionante fue poder ver el Libro de Kells y como no, la Long Room. Los
viajes nos permiten disfrutar de experiencias vitales, esas sensaciones que no
se olvidan. Pasear entre esos libros o percibir el olor de cientos de años en
esas estanterías no resulta comparable con nada.
El tercer día teníamos previsto
la visitaa la Guinness Store House, el
hogar de la más famosa cerveza de Irlanda: Guinness. Aprendimos los elementos
de la cerveza: cebada tostada, lúpulo, levadura y agua. Vimos el proceso
tradicional y cómo había evolucionado la maquinaria utilizada en todo el
proceso a lo largo del tiempo. Al final de la mañana, nos subimos al Gravity
Bar donde pudimos admirar de las maravillosas vistas de la ciudad. Por la tarde
los profesores nos llevaron a Malahide, una pequeña población a apenas una hora
de Dublín. Malahide es un pequeño pueblecito costero con un orecioso Cartillo
del Siglo XII y los restos de una Abadía.
Y así, casi sin darnos cuenta,
poníamos fin a nuestra pequeña aventura: los cuatro días habían pasado volando,
el idioma ya no nos era desconocido e incluso nos movíamos ya con soltura pero
todo lo bueno tiene un fin. Nos vemos en el próximo destino.
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